Carnicería Domingo
escribiendo nuestra historia desde 1978
El embutido de la Marina Alta
-¡Sobrasaeeeero! -Así anunciaba Domingo Argudo, (fundador de la compañía, junto a su esposa Josefa Mas) la llegada del embutido de la Marina Alta a la gran ciudad de Valencia.
Durante años, los cerdos se criaban en libertad por la caseta de campo de la familia, donde se les daba sacrificio y se procedía a su elaboración artesanal. Años más tarde, las autoridades regularon el sector cárnico y esto les obligó a tomar medidas para adaptarse.
Domingo, junto con otras 12 familias de Senija decidieron fundar una cooperativa, un espacio común donde poder sacrificar cumpliendo con las nuevas leyes sanitarias.
Domingo guardo las recetas de embutido que le enseñó su bisabuelo y que eran provenientes de Tàrbena, dónde pasaron de generación en generación.
Esas magníficas recetas y una producción por encima de la demanda local en la cooperativa, les obligaba a visitar las localidades vecinas de la Marina Alta para vender sus productos. Tal era el éxito que la sobrasada y los embutidos de la Marina Alta tenían, que Domingo era reclamado en la ciudad de Valencia. Las familias más adineradas de la ciudad (clientes habituales de su bisabuelo) eran visitadas personalmente por Domingo, una a una, llamando a la puerta de sus casas para ofrecerles los productos que habían elaborado a mano durante la semana. No era todo fácil, pues las autoridades competentes “Usos y Consumos” debían conceder el permiso para vender en la ciudad. A los autorizados los identificaban con un “machamo” que les permitía comerciar.
En la cooperativa las familias trabajaban bajo una única fiscalidad, que con el paso del tiempo tuvieron que cambiar. Como en toda sociedad, surgieron algunas disputas y tras las instalaciones quedarse obsoletas, la familia de Domingo decidió instalarse en una localidad más grande donde poder ofrecer toda su producción.
Inicios
Corría el año 1978, Domingo, Josefa y su hijo mayor Domingo se instalaron en la nueva tienda de la Av. Santa Catalina, donde abrieron en forma de carnicería en Teulada su nuevo negocio. Al poco tiempo la segunda hija, Josefa sustituye a Domingo que se toma un tiempo y se aparta del negocio familiar.
La clientela local fue aumentando, cada vez más y más gente confiaba en nuestros productos y elaboraciones. Un público doméstico capitaneado por amas de casa se acercaba aa diario hasta la tienda para realizar la compra.
Los días y las noches se juntaban trabajando de sol a sol, las elaboraciones diarias de longanizas, morcillas, sobrasadas, chorizos… cada vez eran mayores. La necesidad de mano de obra, hizo un par de maestras en el arte de “porquejar” (preparar embutidos) y Antonio, el hijo pequeño de los fundadores se incorporarán al equipo.
Creciendo sin darnos cuenta
Un día Domingo, cayó de baja y su hijo Antonio, durante su ausencia y sin la aprobación de su padre tuvo una iniciativa que hizo cambiar el rumbo de la empresa. Antonio visitó un par de restaurantes de la zona y les ofreció todos los productos que elaboraban en aquella época.
A la vuelta del fundador a su puesto, se dio cuenta de que algo había cambiado en su negocio. Su público de amas de casa, era además un publico profesional de restaurantes que se habían convertido en fieles clientes. Este hecho, aumento exponencialmente la facturación y los beneficios. Al padre no le quedó más remedio y tuvo a que aceptar a regañadientes el cambio que realizo su hijo. Los pedidos se multiplicaban y se precisaban nuevas incorporaciones en el negocio.
Josefa (segunda hija) entra en el negocio y se pone al frente de la carnicería en Teulada reforzando las ventas al por menor. Antonio, por su cuenta, también llama a Domingo (el hermano mayor) y le pide que se incorpore, que necesita ayuda en la logística y en la comercialización, Domingo acepta el reto y se une al proyecto haciéndose cargo de las ventas externas.
Tras el aumento de los clientes profesionales la familia se da cuenta que necesitan más organización y Eva (tercera hija) entra en el negocio encargándose de los temas administrativos.
De Padres a Hijos
Domingo (el padre) durante años aprendió el oficio y las recetas de sus antepasados y ahora deja en sus hijos la responsabilidad de seguir con las tradiciones, las costumbres y la obligación preservar intacto el embutido original de la Marina Alta, pues sólo, “Carns i Embotits Domingo” queda en activo como productor de las recetas originales.
Con los 4 hermanos trabajando ya juntos, Domingo el propietario, decide dar un paso al lado y ceder el testigo a sus hijos. Ahora, Domingo jubilado, ve orgulloso el trabajo que ha hecho por mantener en buenas manos el legado del Embutido de la Marina Alta.
Nueva generación
En 2018, asumimos un reto mayúsculo. Nos hemos trasladado a unas nuevas instalaciones en el polígono industrial de Benissa. La nueva ubicación está dotada con maquinarias y procesos de alta tecnología que nos permiten trabajar de una forma mucho más eficiente y respetuosa con el medio ambiente.
Disponemos de más de 1000m3 refrigerados, congeladores industriales, obradores de trabajo para cada producto, puertos de carga y descarga independientes para nuestra flota de vehículos, envasadoras automáticas… todo ello para seguir mejorando nuestro compromiso con la calidad.
Actualmente de nuestras instalaciones salen más de 90 pedidos diarios hacia los más de 500 clientes que tenemos.
Las personas
Durante nuestros más de 40 años de historia, hemos pasado de ser una empresa familiar a la empresa líder de distribución de carnes en la Marina Alta. Hemos trabajado con cientos de personas y nada de todo esto, sería posible sin los valores humanos de nuestro equipo.
Estamos muy orgullosos de cada granito de arena que han aportado a nuestra forma de entender el negocio y que sin duda, este no hubiese tenido este crecimiento si no fuese por todo su esfuerzo y dedicación.
Muchas Gracias a todo el equipo de Carns i Embotits Domingo.